El sector del gaming en Suecia ha visto como el Tribunal de Patentes y Mercado se pronunciaba en favor de Betsson, fallando en contra de las reclamaciones de indemnización por presunta explotación de la adicción al juego.
La justicia le da la razón a Betsson
El demandante pretendía obtener una compensación por pérdidas y daños. Se trataba de un cliente no identificado de BML Group, una marca subsidiaria de Betsson.
El jugador aseguraba haber generado unos 15 millones a Betsson
Este jugador presentó una demanda contra el operador alegando que había depositado en el período entre los años 2009 y 2014 un total de 700.000€, con los que habría generado a través de juegos de casino unoa 15 millones de euros en facturación para este operador de juego.
El usuario decició cerrar su cuenta en 2014 y más tarde fue diagnosticado como un caso de adicción al juego. El hombre hizo uso de los fondos generados a través de su propio negocio para seguir jugando, una línea que jamás se debe pasar y contra lo que se lucha desde el sector y las instituciones.
Una posible práctica de marketing agresiva
El demandante culpa a Betsson por las prácticas de marketing que emplea BML Group las cuales considera agresivas. En concreto recibía correos electrónicos y mensajes de texto con cierta frecuencia, una práctica que es habitual en el mundo de las casas de apuestas, pero que en España los usuarios pueden evitar simplemente indicando que no desean recibir este tipo de publicidad.
Debido a que su empresa fue declarada en quiebra a consecuencia de su adicción al juego, el demandante sufrió daños tanto físicos como mentales.
Justificación de los abogados
Así se pronunciaron sus abogados en el tribunal, buscando justificar las reclamaciones de indemnización por la cantidad de 15 millones de euros, que según su postura se deben a que el jugador padecía una patología derivada del juego.
Los abogados del demandante compararon las prácticas de marketing de BML con el acoso, afirmando que no fue tratado de acuerdo con la ley sueca para la protección del consumidor.
Betsson respondía
En respuesta a estas acusaciones por parte de Betsson fueron firmes. En primer lugar rechazó las reclamaciones señalando que si bien la facturación total del cliente ascendió a 15 millones de euros, el número de depósitos realizados fue de 700.000€ ya que el resto eran los importes de los premios con los que seguía jugando.
En cuanto a las reclamaciones por daños físicos y mentales, el operador de juego se argumentó afirmando que sus partidoas se financiaban con dinero de la empresa y no con sus propios fondos.
Sobre el supuesto marketing agresivo, Betsson afirmó que se trataron de las prácticas habituales de publicidad que se dan en toda la industria y en otros mercados, señaló Betsson.
Los jueces no vieron pruebas de que Betsson fuese consciente del caso
Los jueces del Tribunal de Patentes y Mercado decidieron que no existían pruebas de que el operador fuese consciente de los problemas de adicción al juego que experimentaba el demandante, por lo que se desestimaron las afirmaciones de que el operador estuviese ejerciendo una actividad de explotación de la citada adicción.
El fallo cita que aunque la investigación muestra que el casino online hubiera podido controlar hasta cierto punto las acciones del jugador, tampoco hay evidencia alguna de que la empresa tuviera esa información.
El tribunal también falló en contra de las reclamaciones de marketing agresivo que hubiera llevado a cabo Grupo BML y ordenó al demandante que reembolsara los costes legales del demandado, con una compensación económica por más de 200.000 euros tras la resolución del caso.
El juego en España en pro de la responsabilidad
En España los operadores de juego y los organismos encargados de las regulaciones, trabajan en favor del juego responsable incorporando sistemas de monitorizacion y de control para detectar actitudes compulsivas que puedan derivar en patologías.
Desde el sector insisten en que no tienen ningún interés en clientes problemáticos, ya no sólo por lo que supone para el jugador y su entorno, sino desde el punto de vista de empresa les perjudica sensiblemente generando una muy mala imagen del sector en sí.