El planteamiento de partido que realizó Luis Enrique para este partido de octavos de final frente a la selección de Marruecos rozó lo indecente para una selección que pretendía ganar su segunda Copa Mundial de Fútbol, como era el caso de la selección española. Hay algo que hay que tener claro: si quieres ganar un partido de fútbol, has de disparar entre los 3 palos. España ayer, en 120 minutos de juego, 1 tiro a portería.
Además, me atrevería a decir que este partido fue el peor de los que hasta el momento se han disputado en el Mundial de Qatar 2022… con una diferencia abusiva y abismal con el encuentro que ocupe el segundo lugar.
El comienzo
Los primeros 45 minutos de juego fueron de un juego soso, aburrido, monótono, sin riesgo, sin profundidad, sin ninguna intención de desbordar al rival en busca de la portería de la selección de Marruecos, por parte de España.
Sirva como ejemplo el siguiente:
Unai Simón saca de portería y le entrega el esférico al central Rodri. Rodri recibe y avanza unos metros hasta el círculo central y le pasa el balón a Pedri. Pedri recibe, controla el esférico, se gira hacia la portería de Marruecos, mira a su izquierda donde a tres metros se encuentra Jordi Alba, a quien le da la bola para que éste, de manera inmediata y con toda la tranquilidad del mundo, le devuelva el balón a Pedri…. y vuelta a empezar.
Esta fue la jugada que más veces repitió la selección de España a lo largo y ancho de los noventa minutos reglamentarios. Hasta el punto de que Jordi Alba, cuyo juego es ofensivo a más y no poder en su club, el FC Barcelona, realizó en la primera mitad hasta 43 pases. De esos 43 pases, 40 fueron realizados en horizontal o hacia atrás.
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La continuación
Todos habíamos visto cómo se había desarrollado el partido hasta el momento en la primera parte, cómo Llorente no daba pie con bola por su banda ni en ataque ni en defensa, siendo superado una y otra vez por los jugadores marroquíes, cómo sólo Gavi y Dani Olmo intentaban desbordar a sus rivales, cómo los centrales Rodri y Aymeric Laporte eran los jugadores que más veces habían tocado el balón (y así terminaron el partido, dejando a sus compañeros a una distancia sideral). Todos lo habíamos visto…. y todos sabíamos que Luis Enrique no iba a cambiar ni un ápice su planteamiento.
También sabíamos que tampoco lo iba a hacer Walid Regragui, el seleccionador de Marruecos, quien sólo quería que el tiempo pasara, porque pasaba siempre a su favor, esperando una oportunidad al contragolpe o en un balón parado. Pero no le importaba en absoluto acularse en tablas rehuyendo la lucha a campo abierto. Firmaba la prórroga a ciegas.
Sólo cuando el seleccionador español, Luis Enrique, decidió sacar al campo a un jugador eminentemente ofensivo y con capacidad de desborde como es Nico Williams se vio a España con posibilidades de crear un verdadero peligro en ataque. No es que le dieran mucha bola al delantero del Athletic de Bilbao, pero las dos que le dieron fueron dos ocasiones de gol para nuestra selección.
Tampoco daba tiempo para más y el partido se iba para la prórroga.
El desenlace
En la prórroga nada de nada. Ni para unos, ni para otros. Walid Regragui había conseguido su propósito de llegar a la prórroga, y ahora volvía jugarse el futuro de la selección de Marruecos a lograr llegar a disputar la tanda de penaltis.
La única oportunidad clara de gol fue la que tuvo Sarabia a pocos segundos del final del tiempo añadido, cuyo remate cruzado se marchó rozando el palo derecho de la portería defendida por Bono.
El jugador del PSG había sido el elegido por Luis Enrique para convertirse en el protagonista y héroe de España, cuando decidió saliese al campo en sustitución del que hasta el momento había sido el mejor jugador de su selección en los 45 minutos que estuvo en el campo entre el tiempo reglamentario y la prórroga, sacrificando al pobre Nico Williams.
Pero las cosas del destino son así, y no es la primera vez que ocurre, ni será la última. A Luis Enrique le salió “rana” su decisión “in extremis”.
Y como sucedió ayer en el partido entre Japón y Croacia, uno de los porteros fue el protagonista de la tanda de lanzamientos desde el punto fatídico, y esta vez le todo el turno a Bounou, el portero marroquí del Sevilla.
Sarabia falló el primero, lanzando el balón al palo izquierdo de la portería defendida por Bounou, quien se había tirado hacia ese lado forzando al fallo del jugador español.
Los dos siguientes de España, los tirados por Carlos Soler y Sergio Busquets, los paró, dejando a España eliminada y a Marruecos clasificada para unos cuartos de final de una Copa Mundial de Fútbol por vez primera en su historia.
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Conclusión
A nadie le puede sorprender lo que le ha sucedido a España, una selección incapaz de crear ningún tipo de peligro real cuando se ha encontrado enfrente a una selección que ha planteado un partido defensivo a ultranza, como fue el caso del partido contra la selección de Japón, o como ha sido contra la de Marruecos.
España pasó de sentirse campeona del Mundo tras el 7-0 a Costa Rica, a hacer el ridículo contra Japón y Marruecos y quedar eliminada en los octavos de final.
Pero al menos Luis Enrique no se va de vacío de Qatar, ha logrado que esta selección de España haya sido partícipe del peor partido de este Mundial 2022.
