La selección de Polonia salió ayer al terreno de juego del Stadium 974 (Doha) con la única intención es de defender a ultranza el resultado con el que daba inicio el partido, y que le permitiría conservar la primera posición del Grupo C que ocupaba antes del inicio del mismo.
Pero para ello no utilizó el armamento adecuado, ya que en vez de sacar los carros de combate blindados, lo que hizo fue rememorar aquél momento de la II Guerra Mundial, cuando los polacos combatieron con su caballería contra los tanques alemanes en Krojanty. Porque Argentina sí que sacó todo su poder ofensivo… y masacró a los polacos, de la misma manera que hicieron los alemanes en aquel mes de septiembre de 1939.
El artista invitado
Danny Makkelie, inspector de policía de día y árbitro de noche, quiso su cuota de protagonismo en el partido, al señalar uno de estos penaltis que nadie se puede creer que se pite, ni con VAR ni sin VAR, y es que a Messi parecía que Canelo Álvarez le había pegado un puñetazo cumpliendo con su amenaza cuando remató rematadamente mal un centro desde la izquierda del jugador del Manchester City, Julián Álvarez, quien previamente había fusilado a Szczesny, pero este había despejado hacia un lateral. En realidad le había rozado con el dedo meñique de su mano izquierda. Ni más, ni menos.
Pero a Leo Messi estuvieron a punto de tener que retirarle en camilla debido a la conmoción cerebral con pérdida de masa encefálica que le había causado el tremendo zambombazo del portero polaco, al menos eso es lo que parecía… hasta que vio que el colegiado holandés, a quien habían rodeado una jauría de jugadores argentinos, huía corriendo hacia la banda para observar por la televisión la tremenda agresión que había sufrido el pobre Leo (permitanme la ironía).
Y, como no podía ser de otra manera, el inspector de policía de Rotterdam hizo honor a su categoría profesional de día, e investigo, observó, levantó acta, y señalo un penalti de la nada, que iba a lanzar el mismo jugador que no podía levantarse del césped hacía unos pocos segundos antes.
Así que Messi lanzó el penalti, y lo falló, y puedo asegurar casi al 100% que no había ningún rastro físico ni mental (en forma de conmoción o aturdimiento) que se pudiera apreciar en su comportamiento y que influenciara en él a la hora de ejecutar la pena máxima. De hecho terminó jugando los 90 minutos del partido.
En desenlace
Y todo lo que había hecho bien Polonia en los primeros 45 minutos, se fue al traste nada más dar inicio la segunda mitad, cuando Szczesny cayó como un saco de 50 kilos al intentar atajar el disparo raso y cruzado de Alexis Mac Allister al palo derecho del portero.
Ni siquiera tras encajar el primer gol se atisbó el más mínimo indicio de reacción en la selección de Polonia, y Argentina siguió asediando el área polaca de manera constante y machacona por la bandas…. hasta que, tanto va el cántaro a la fuente, que al final cayó el segundo, obra de Julián Álvarez, que liquidó el partido tras un pase de Enzo Martínez
¿Y se lanzaron los polacos a la desesperada en busca de un gol que les metiera en el partido en los últimos veinte minutos? Pues no. Allí se quedaron, en su campo, esperando a recibir el tercero o a que Argentina tuviera clemencia con ellos… y la tuvo.
Mientras tanto, y haciendo memoria, no recordaba haber visto ni una sola imagen durante el partido del “Dibu” Martínez, portero de la selección de Argentina, quien lucía un vistoso y llamativo uniforme de de color verde manzana… o algo parecido. Disculpenme, soy hombre y no entiendo de tonalidades.
Conclusión
Argentina aniquiló a una Polonia cobardemente lamentable que, pese a todo, pasa a la fase de los cruces de octavos de final por la diferencia de goles con la selección de México. Es muy triste ver que una selección que tiene una propuesta de juego tan pobre como es el caso de la polaca, tenga una recompensa tan grande.
Así es el fútbol, así es la vida.
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