La selección de Alemania vuelve a repetir en Qatar 2022 la actuación que tuvieron en Rusia 2018: A casa a las primeras de cambio.
Decir que los germanos pagaron muy caro su tropiezo en la primera jornada, cuando perdieron 2-1 contra Japón, que al fin y a la postre ha conseguido terminar como líder del Grupo E es muy arriesgado, y más viendo cómo los nipones también han ganado a los españoles.
Entonces la explicación habrá que buscarla en el partido de ayer, ante Costa Rica, y en la absoluta inoperancia ofensiva de los alemanes en la primera mitad y en gran parte de la segunda. Porque si tuviéramos que ceñirnos a lo que hizo Alemania en los primeros 45 minutos, podría resumirse en lo que dicen los primeros versos de la famosa canción de Joaquín Sabina: “el partido duró lo que duran dos peces de hielo en un whisky on the rock”. Exactamente 10 minutos. El tiempo que tardó la selección de Alemania en marcar el primer gol por mediación del delantero del Bayern de Munich, Gnabry.
La clave del desastre de Alemania
Es en los siguientes 50 minutos de partido en donde encontraremos la clave para explicar la debacle alemana. Y es que a partir del momento del gol, y hasta casi llegar a la hora de juego, el encuentro se convirtió en uno de esos partidos que permanecerá imborrable en la memoria de los aficionados, de los que hacen afición… para que te pongas a ver una película o el telediario.
Era ahí cuando se esperaba que los germanos rememoraran la época en la que el fútbol era un deporte en el que Alemania siempre jugaba la final. Daba igual que fuera un Mundial o un Europeo de fútbol, allí estaban los alemanes disputando el título. Pero es que que, por ejemplo, Gnabry, el autor del gol, sea internacional por Alemania, y su mejor jugador en ataque, dice bastante poco de lo que es la selección teutona hoy en día. Por no hablar de su defensa, un verdadero coladero que permitió que la débil Costa Rica, que casi no había pasado del centro del campo en todo el partido, le metiese dos goles a Neuer en un par de llegadas al área de los europeos. Yeltsin Tejeda y Neuer (en propia meta), pusieron a los ticos por delante en el marcador, e incluso estuvieron clasificados por unos instantes.
El que la selección de Hansi Flick no supiera, o no pudiera decantar el partido de manera clara y definitiva a su favor, zanjando cualquier atisbo de reacción costarricense a partir del primer gol, determinó el breve futuro que iban a tener los alemanes en esta Copa Mundial de Fútbol de Qatar 2022.
Engordar para morir
A partir de ese momento se vieron destellos de la antigua selección de Alemania a la que hacía referencia anteriormente. Y con la salida de Havertz al campo se vio un equipo con más poder incisivo y con mayor capacidad de concreción. Porque hasta entonces a lo único que goleaba Alemania era a lograr saques de esquina a su favor.
El delantero del Chelsea logró dos goles en los minutos 73 y 85, y Niclas Fullkrug cerró la inútil goleada a la selección de Costa Rica en el 89. Tras ese cuarto gol se acabó todo para los germanos, porque ya sabían que Japón había ganado a España, y que ellos no tenían tiempo material para lograr otros tres goles más que les diera el pase a los octavos de final, mientras que los ticos se sentían contentos con el partido y con el resultado, pese a la derrota.
En definitiva…
¿Dónde ha quedado aquella selección de Alemania estaba formada por jugadores míticos , como los cancerberos Harald Schumacher u Oliver Kahn, que parecían sacados de la prisión psiquiátrico de Arkham, o los defensas como Hans Peter Briegel, o Klaus Augenthaler que eran originarios de las tribus bárbaras que incluso mantuvieron a raya al mismísimo Julio César, o cómo el centro del campo estaba compuesto por bloques de granito traídos desde las canteras de Baviera, como era el caso de Matthaus, Schweinsteiger, o Michael Ballack, y de cómo su línea delantera la conformaban orcos del ejército de Mordor conocidos por los nombres de Hrubesch, Rummenigge y Jurgen Klinsmann? De este modo fue como dominaron en Europa con puño de hierro y, por momentos, incluso el mundo.
Ahora se vuelven a casa como el turrón: por Navidad.