En el fútbol actual, donde los jugadores cambian de camiseta con la misma facilidad que de ciudad, Iker Muniain brilla como un faro de lealtad. Nacido en Pamplona el 19 de diciembre de 1992, este mediocentro ofensivo o extremo ha marcado una época.
Su apodo de “Bart Simpson” en la juventud, por su carácter travieso, baja estatura y pelo claro, dio paso al “León de San Mamés”, un símbolo de garra y liderazgo. Aunque ahora juega en San Lorenzo de Almagro, su corazón sigue latiendo por el Athletic Club, donde pasó 15 temporadas.
Un cometa en el cielo de Iker Muniain
A los 12 años, Iker Muniain llegó a Lezama, la cantera del Athletic, desde el Chantrea de Pamplona. Su talento deslumbró pronto. Con solo 14 años, Joaquín Caparrós lo convocó para la pretemporada del primer equipo. El 30 de julio de 2009, a los 16 años y 7 meses, debutó en la UEFA Europa League contra el Young Boys.
Una semana después, marcó el gol que clasificó al Athletic, convirtiéndose en el jugador más joven en anotar en la historia del club. Además, el 30 de agosto debutó en La Liga contra el Espanyol, y el 4 de octubre de 2009, con 16 años y 289 días, se convirtió en el goleador más joven de la Primera División, un récord solo superado después por Fabrice Olinga. Su calma en momentos clave, impropia de un adolescente, anticipó su futuro liderazgo.
El latido rojiblanco de Iker Muniain
Iker Muniain encarna la filosofía del Athletic Club, que solo ficha jugadores vascos o formados en su cantera. Su lealtad lo llevó a disputar 560 partidos y marcar 76 goles, situándose como el tercer jugador con más encuentros en la historia del club, solo por detrás de José Ángel Iribar y Txetxu Rojo.
El 14 de enero de 2023, superó los 515 partidos de Joseba Etxeberria. Por lo tanto, su carrera refleja un compromiso profundo con el Athletic, un club que representa una forma de vida. Claro está, su arraigo hizo que los aficionados lo vieran como uno de los suyos, un emblema de Bilbao.
El capitán que unió a Iker Muniain con San Mamés
Liderar al Athletic Club como capitán marcó la carrera de Iker Muniain. Su influencia iba más allá del césped, llegando al vestuario y las gradas. En 2018, firmó un contrato sin cláusula de rescisión, un gesto casi único en el fútbol moderno. Esto curó heridas de la afición, dolida por las salidas de Javi Martínez y Ander Herrera. “San Mamés es mi lugar en el mundo”, dijo Muniain, mostrando su compromiso.
De hecho, esta decisión reforzó la confianza de los hinchas en la identidad del club. Los aficionados, emocionados, lo despidieron en 2024 con un acto en San Mamés que reunió a más de 20.000 personas, un reflejo de su impacto como líder.
La corona soñada
Las derrotas en finales de Copa del Rey (2011-12, 2019-20, 2020-21) y en la UEFA Europa League (2011-12) forjaron la perseverancia de Iker Muniain. Aún así, su liderazgo dio frutos. Ganó la Supercopa de España en 2015 y 2021, pero el momento cumbre llegó en 2024.
Como capitán, levantó la Copa del Rey, rompiendo una sequía de 40 años para el Athletic. Sus lágrimas y saltos de alegría resonaron en Bilbao. Sobre todo, esta victoria fue una catarsis colectiva para jugadores y aficionados.
El filósofo del balón
Iker Muniain jugó expresando el alma del Athletic con palabras que resonaron. En su despedida, ante 20.000 hinchas, afirmó: “Nunca me voy a ir porque me siento uno más de vosotros”.
Parece que su empatía con los aficionados, a quienes comparó con padres que regañan por cariño, fortaleció su conexión con San Mamés. Sus reflexiones sobre la filosofía del club, centrada en la cantera y el arraigo vasco, lo convirtieron en un embajador cultural. Por lo tanto, Muniain trasciende el fútbol, dejando un legado de valores.
El rugido eterno del León de San Mamés
La marcha de Iker Muniain a San Lorenzo de Almagro en 2024 sorprendió a muchos, pero no traicionó su amor por el Athletic. Buscaba más minutos y una experiencia nueva, mostrando una madurez que equilibra lealtad y ambición personal. Los hinchas, aunque tristes, entendieron su decisión, recordando su entrega.
Su anécdota de debut, cuando a los 16 años respondió “¿Nervios? ¿Por qué? Si es lo que llevo haciendo toda mi vida”, define su esencia. Marcelo Bielsa lo describió como alguien enamorado del juego, y ese amor, junto al tatuaje de un león con cicatrices por sus lesiones, refleja su resiliencia. Aunque vista otra camiseta, el corazón de Iker Muniain sigue siendo rojiblanco, y su legado en el Athletic Club vivirá para siempre.